Batgirl es un proyecto muy interesante, y me ha llevado meses en darme cuenta de que no tenía una historia
El hecho de que Whedon se haya ido, por un lado, no es algo que me apene demasiado, la verdad, porque lo veo como la oportunidad perfecta para que DC contrate a una mujer para dirigir y escribir la película. Especialmente, teniendo en cuenta lo que bien que le ha ido con Patty Jenkins y su Wonder Woman, tendría sentido la apuesta. Pero por otro, sí que me produce cierto temor que al no tener el respaldo de alguien del peso de Whedon, tal y como está la situación de la pareja Warner y DC, se quede ahí estancado y nunca salga adelante.
Por ahora no son pocas las que se han ofrecido para cubrir el puesto de Joss, entre ellas, Hope Larson, guionista de Batgirl en el Rebirth y también de esa pequeña joya croqueta llamada Goldie Vance, y, quizás la que más ruido y expectación ha causado, la de Roxane Gay, una de las escritoras contemporáneas a tener en cuenta.
Hey @DCComics I can write your batgirl movie, no prob.
La autora de Mala feminista, además, no es ajena al mundo del cómic, suya es la serie de Mundo de Wakanda, donde se explora la relación entre Ayo y Aneka, dos de las Dora Milaje de Pantera Negra, y podría ser un perfect match para la película.
Anda, que ya me vale. Me vas a decir que estoy muy con el punto G últimamente, y la verdad es que hay pruebas que lo corroboran. Hace unas semanas me llegó una caja de Satisfyer, cuyo producto estrella probé ya. Llevaba los tres productos que acaban de lanzar al mercado, cada uno más innovador que el anterior. El que más llamó mi atención fue este que te voy a contar ahora, porque es un hecho que succionadores hay muchos, pero succionadores con estimulación por vibración del punto G yo no lo había visto hasta la fecha.
Una publicación compartida de Thais Duthie (@thaisduthie) el Feb 19, 2018 at 2:29 PST
Así que el otro día, tras una mañana de fuck everything, un poquito de estrés y muchas ganas de desconectar, me metí en la bañera con mi G-Spot Rabbit. Y ya ves tú, pensé que me iba a costar mucho eso de ponerme a tono, pero la verdad es que es un juguete que cumple las expectativas y no me dio tiempo a quejarme. Conseguí un orgasmo antes de que el agua se enfriara un poco, y luego otro.
Lo más innovador y original de este dispositivo, como te decía un poco más arriba, es que ha unido la succión y la vibración en un solo objeto. En mi escapada veraniega a Italia me llevé un succionador pequeño y me hacía un apaño con Oben, el amor de mi vida, pero eso de llevar dos juguetes encima acaba siendo un poco tedioso. Vamos, que sustituirlos por uno solo en la maleta, y encima añadiéndole la vibración, a mí me pareció un puntazo.
Una de las cosas que ha mejorado el equipo de Satisfyer ha sido la estética. Satisfyer Pro 2 era un poco armatoste, a pesar de lo bonito que me parecía el color, y la verdad es que G-Spot Rabbit es mucho más bonito y elegante. Por un lado, ese color blanco me parece atractivo y original (no sé de otras marcas que se arriesguen con él), pero no sé hasta qué punto es una buena elección en un juguete erótico. No sé si se pondrá amarillo o no, en unos meses te lo cuento. Por otro lado, el tacto, que en las fotos parece duro, no lo es tanto. Se trata de una silicona rígida que no coge polvo, bastante agradable al tacto.
La interfaz no es tan intuitiva como en otros juguetes que he probado, por lo que es posible que al principio tengas que mirar los botones para saber dónde tocas. Pero este en concreto tiene una ventaja, y es que puedes usar ambas opciones de succión y estimulación por separado gracias a sus dos motores. Si eso es lo que deseas, te bastará con tocar los botones blancos, y si prefieres añadir la vibración solo necesitas pulsar el metalizado. Tiene 11 modos diferentes y puedes combinar estimulación y succión a tu antojo. Como más te guste.
Además, es recargable con el cargador magnético que ves aquí arriba, con lo cual puedes usarlo en la bañera como hice yo. De hecho, la succión es todavía más agradable con agua de por medio… Una desventaja relacionada con el producto en sí: es ruidoso. Aunque pongas el edredón encima no es de los más discretos, así que tómatelo con calma. El sonido disminuye cuando lo colocas en el lugar apropiado. Pero no debemos olvidar que se trata de un producto que funciona con ondas de presión y eso implica algo de ruido.
Este producto, al tratarse de una marca accesible, tiene un precio muy asequible y me parece que la relación calidad precio es buena. Eso sí, no te esperes un packaging cuidadísimo o muchos detalles: la caja solo lleva el juguete, el cargador y el manual de instrucciones.
Dicho esto: ¿a quién recomiendo este juguete? A cualquier persona que disfrute de la doble estimulación de clítoris y punto G. La succión es muy agradable y, desde luego, un recurso que funciona con éxito si te cuesta alcanzar el orgasmo o necesitas más potencia. Si, además, te ayudas de la vibración en el punto G, tendrás orgasmos maravillosos. Reitero que es un juguete superinnovador y original, el primero que combina ambas opciones, y merece la pena probarlo.
Descúbrelo todo sobre Satisfyer Pro G-Spot Rabbit AQUÍ.
A Janelle Monáe le da igual lo que la gente piense de ella. Y, es más, ella coge las cosas por las que es criticada, o sobre las que hay rumores, y aún las alienta más. ¿Que hay a quien no le gusta que vista con ropa masculina? Ok, pues salgo así en la portada de una revista y me hago un set de fotos como si fuera los actores de Hitchcock. ¿Que hay rumores de que soy lesbiana o bisexual y que estoy saliendo con Tessa Thompson? Pues hago esta maravilla de video, en el que flirtea con Tessa, pero también con un chico. Pa bisexual, yo.
Yeah, baby, don’t make me spell it out for you You keep on asking me the same questions (why?) And second guessing all my intentions
No me hagas deletreartelo. Sigues preguntando lo mismo, ¿por qué?, y sacando dobles sentidos de todo. Parece que Monáe está un poco harta de que uno de los temas preferidos en las entrevistas sea, como en este de 2013, su orientación sexual.
“Las mujeres son alucinantes (…) No hay nada malo con ser bisexual, no hay nada malo con ser lesbiana, o gay. Creo que el amor no tiene orientación sexual.” “¿Pero sales con chicos o con chicas?” “Me guardo mi vida personal para mi”.
Que la canción y el video te recuerden a Prince, o incluso a San Junipero, no es casual. La estética enlaza directamente con los ochenta, como en el episodio de Black Mirror, y el rollo funky de la música es heredero de Kiss. Esta canción, junto con el rap Django Jane, es el primer avance de su nuevo disco, que previsiblemente saldrá el 27 de abril.
Vamos a hablar de hechos objetivos. Comprobados. Certeros. Por ejemplo, es un hecho probado que la tierra es redonda, pese a que haya gente en Twitter que siga viviendo en el siglo XV.
Si la Tierra fuera realmente una esfera (40.000 km), los aviones tendrían que corregir constantemente sus altitudes hacia abajo para no volar en línea recta hacia "el espacio exterior" Un piloto tendría que bajar constantemente la nariz del avión y descender 2.777 pies por minuto pic.twitter.com/SUYiCTl47u
También es verdad que todo mejora con una croqueta, sea del tipo que sea.
Y la última verdad irrefutable de la que quiero hablaros es que Dua Lipa mola un huevo de pato.
No sólo nos ha enseñado, como si fueran las tablas de la ley descendiendo del monte Sinaí, las reglas que debemos seguir en el plano sentimental (a saber: Uno, no cojas el teléfono, sabes que solo llama porque está borracho y solo. Dos, no lo dejes entrar: Tendrás que echarlo de nuevo. Tres, no seas su amiga. Sabes que te vas a despertar en su cama por la mañana, y si estás debajo de él no lo estás superando), reglas que también se aplican, cómo no, a las relaciones entre chicas, sino que, además, ha hecho la mejor cosa que nos ha dejado febrero de 2018: formar un supergrupo que ni en nuestros mejores sueños.
Acompañada de Charli XCX, Zara Larsson, MO y Alma, la inglesa ha hecho una versión de su IDGAF en el Live Lounge de BBC Radio 1. A ver, ¿dónde hay que firmar para que este quinteto nos regale un disco? ¿DÓNDE?
El caso es que Dua Lipa y Charli XCX son super amigas, y buscando cosas sobre ellas nos hemos encontrado con este video, y oye, lo pego y os hago el día.
Si es que ya lo decía Pringles, cuando haces pop, ya no hay stop. Así están las cosas con el reboot de Embrujadas. Pasamos de creer que se habían olvidado de él totalmente a recibir un aluvión de novedades en muy poco margen de tiempo.
A mediados de mes supimos que TheCW seguía adelante con la idea dándole, además, una toque “divertido y feminista” (yay!). Las hermanas tendrían nombres que empezarían por M, Macy, Mel y Madison y su apellido sería Pruitt. ¿Lo más guay de todo? Una de ellas sería lesbiana. Todo esto no estuvo libre de polémica, porque es que está claro que no podemos tener cosas buenas, y parte del fandom promovió un boicot contra el reboot porque – sí, lo habéis adivinado – les están arruinando la infancia con todos estos cambios.
Dejando las estupideces a un lado, entre todo este follón, se anunció que Ser’Darius Blain, de Jumanji, sería Galvin, el novio de Macy, la mayor de todas, y que la primera elegida para interpretar a una de las hermanas, sería Melonie Diaz. Diaz será Mel, bruja, feminista, decidida y lesbiana. Sin ser necesariamente en este orden.
Detrás del proyecto está la productora Jennie Snyder Urman, encargada también de Jane, the virgin, y tal y como están yendo las cosas yo creo que no tardaremos mucho en saber quienes serán las otras dos hermanas y, sinceramente, can’t wait.
Hay series que acaban en el cajón de sastre y pasan a la historia como una pérdida de tiempo y no merecen volver a ser vistas ni en el jamás de los jamases, y hay series que se alzan como maravillas del mundo. The Good Place es una de ellas.
La serie que emite Netflix es una comedia distinta, capaz de sorprendernos y dejarnos con ganas de más. La primera temporada, que consta de 13 capítulos, nos descubre a una Eleonor Shellstrop (Kristen Bell, la primera razón por la que me acerqué a esta serie) que llega a lo que comúnmente reconocen algunos como “el cielo”. Un lugar acogedor, lleno de tiendas de yogur helado y gente sonriente será el escenario donde la protagonista tendrá que moverse con un único problema: ella no es la Eleonor de la que le habla el creador de ese rincón paradisíaco, Michael (interpretado por Ted Danson).
A partir de este momento comienza la aventura de Eleonor y otros tres personajes: Chidi, un filósofo incapaz de tomar decisiones, Tahani, una británica estirada, y Jason, una de las sorpresas que enganchan. Un amable y sonriente ángel, un pueblo feliz y un grupo que parece no encajar demasiado, por no hablar de la magnífica Janet, un robot diferente a lo que estamos acostumbrados. Sin duda, la combinación parece imposible, pero The Good Place consigue que la emoción crezca hasta que al final de cada capítulo solo nos den ganas de pulsar el botón de “Seguir viendo”.
Hace unas semanas finalizó la segunda temporada y los fans estamos ya pendientes de la tercera. No solo porque, como acostumbra ya el argumento, nos dejó en un momento de tensión del que aún nos estamos recuperando, sino porque la historia que plantea esta genial serie siempre sorprende con un humor distinto que engancha desde el primer minuto.
The Good Place cumple todos los requisitos para seguir ocupando un lugar importante en la lista de muchos seriéfilos para los que no todo es ‘Juego de Tronos’ (que, por cierto, ¿cómo va?), así que, si os animáis, ¡compartimos los secretos de Eleonor!
Llevo viendo series toda mi vida. Primero, las típicas que se veían en mi casa: Farmacia de Guardia, El Comisario, Periodistas, o la que fuera que echaran en el canal de turno que tocara ver ese día. Más adelante, gracias a internet, el catálogo se hizo prácticamente infinito, y desde aquel glorioso 2004 que nos trajo Mujeres desesperadas, y con ella toda la nueva edad de Oro de las producciones para televisión, pues imaginaos. Incontables. No voy a decir miles (que quizá sí), pero desde luego cientos. Unas las he devorado con fruición, otras las he ido teniendo de fondo mientras hacía otras cosas. Algunas me han apasionado, otras meh, otras las he tenido que quitar. Pero no recuerdo ver ninguna que me resultara problemática dentro de su contexto, problemática dentro de la época en la que se estaba emitiendo. Pero ayer me puse Heathers, y bueno, pues ya puedo tachar eso de mi lista.
Últimamente estamos viviendo una fiebre del remake que, bueno, es un arma de doble filo: si sale bien, si los creadores son capaces de actualizar unas tramas y unos temas al siglo XXI, pues fenomenal, porque hay historias que merecen ser rescatadas quitándoles el olor a naftalina. Pero si sale mal, la pregunta obvia va a ser “pero para qué tocas nada”. Heathers, la película de 1988, se convirtió instantáneamente en un film de culto porque hacía algo que no se había visto hasta entonces, y era darle su merecido a las Queen Bee crueles de un instituto medio de Estados Unidos. Cogía las fantasías de miles de estudiantes que vivían atenazados por esas brujas que les hacían la vida imposible y las llevaban a la pantalla. Boom. Éxito. El outsider gana la partida. El débil se venga. Y todos contentos.
La estética es flawless, eso hay que concedérselo
La serie, de la que cadena ha lanzado ya el primer episodio, hace una cosa rarísima, y que para nada es lo que se esperaba (y tampoco es que se esperara mucho). En 2018, las matonas de instituto son la gorda, la lesbiana, y el chico genderqueer del instituto. ¡Oh, le han dado la vuelta a la historia!’. Eh… no. No es un espejo en el que esos posibles bullies se vayan a ver reflejados. Es una metáfora nada velada sobre esa teoría tan extendida de que en estos tiempos que corren no se puede ser “políticamente incorrecto”, porque te arriesgas a que la policía de la moral vaya a por ti. Una cosa muy rancia, muy del tipo que diría Javier Marías, y definitivamente muy del agrado de toda esa gente que cree que los grupos discriminados, en realidad, son privilegiados.
Hay una escena en la que Veronica, la supuesta heroína de esta historia, una chica blanca, rubia, mona, lista, y blabla, está hablando con la orientadora de su instituto sobre su futura Universidad. Pese a que tiene buenas notas, es posible que no entre en la que quiere porque no forma parte de ninguna minoría. “¿No serás hermafrodita, verdad?”, la pregunta la orientadora. “No”. “Vaya, es una pena”.
Pero qué mierda es esta.
Como espectadora, me resulta bastante violento ver en pantalla la crueldad por la crueldad. La escena en las que Heathers ridiculizan a un chico por llevar una camiseta con la mascota del instituto (un indio, porque nadie le ha recordado a la junta escolar que las personas de determinadas etnias no son mascotas), no produce esa sensación de satisfacción que te llevas cuando le están dando su merecido a una persona racista u homófoba. No. Lo que ves es una humillación innecesaria. Y tú empatizas con el tipo racista antes que con los que supuestamente no lo son. ¿Y eso a quién le va a encantar? Exacto: a los racistas, que se ven en pantalla como lo que ellos creen que son, unas victimas. Heathers da voz a todos aquellos que creen que el problema de este mundo son los Social justice warriors, que es como llaman a las personas que luchan por la inclusión en la sociedad de los colectivos tradicionalmente discriminados.
Los votantes de Trump y nosotras viendo la serie
Por otro lado, y como si todo esto ya no fuera enormemente problemático, el personaje de Jasmine Mathews, Heather McNamara, se nos vendió como una mujer “lesbiana y negra”. Lo primero es evidente, lo segundo está tratado fatal. Aquí viene un espoiler, pero si no vais a ver la serie podéis seguir leyendo. En el primer episodio, Heather se enrolla con un profesor. Tú puedes pensar “bueno, nos la habían vendido como lesbiana, pero en realidad es bisexual, fine for me”. Pero este hecho es utilizado por Heather Duke, persona genderqueer, para hacerle chantaje, llamándola “falsa lesbiana” y diciéndole que no forma parte del colectivo LGBT (bueno, en realidad hacen la coña esta que está en mi top 3 de cosas que más odio que esañadir letras sin ton ni son, en plan LGBTQUEWORORIFCHCIROR). Pero qué me estás contando. Qué os pasa. Qué clase de gente sois.
Hay tantas cosas mal en Heathers, pero tantas, y solamente una buena, que es la estética, chulísima para mi gusto, que os recomiendo que los ¿cincuenta? minutos que dura este episodio los invirtáis en ir a visitar a una amiga, a vuestra abuela, a jugar al fútbol, a pasear, o a dormir. Pero no gastéis vuestro tiempo en verla, de verdad, que no merece la pena. Y os lo dice alguien que no se arrepiente de haber visto todo lo que ha visto. Lo único que me salva de salir a la calle con una pancarta pidiendo que la cancelen es que me da pena que Selma Blair y Shannen Doherty se queden sin trabajo. Y ya.
No sé, de vez en cuando me gusta compartir aquí las locas, locas playlists que me hago para actividades variadas como recoger la casa, cocinar, o lo que surja, y bueno, esta es una de esas veces. Yo en realidad había venido aquí a hacer una playlist con este remix de Pedrina y Rio con el que llevo unos días obsesionada, pero no está en Spotify, así que primero va la canción, y después la lista. Se aceptan comentarios, peticiones, y, por favor, sugerencias.
A lo tonto, llevamos cinco años sin música nueva de Janelle Monáe, desde que en 2013 lanzara The electric Lady, que si no lo habéis oído os lo recomiendo muchísimo, porque es una pasada. ¿Y qué ha estado haciendo la estadounidense? Cine, ha hecho cine y televisión: la hemos visto en Figuras ocultas, en Moonlight, y más recientemente en la adaptación para televisión de la obra de Phillip K Dick Electric Dreams.
Dentro de poquito tendremos nuevas canciones, algo que se ha anunciado mediante un trailer muy chulo que en Estados Unidos se emite antes de las proyecciones de Black Panther, y que no te puedes perder because el croquetismo is in the air.
Por si te lo estabas preguntando, sí, una de las personas que sale en el trailer es Tessa Thompson, Valkyria en Ragnarok. Todavía no sabemos cuando lanzará Janelle este nuevo proyecto, que es un poco Lemonade, todo hay que decirlo, pero promete ser una de las cosas más chulas de 2018.
El escritor David Levithan publicó en 2012 Every day, una novela de Young Adult cuya premisa es mucho más profunda de lo que parece incluso en un inicio: ¿nos enamoramos del exterior o del interior?. Esto es lo que intenta desentrañar Rhiannon, una chica de 16 años que se enamora de un alma misteriosa llamada “A” que habita un cuerpo diferente cada día. El libro ha sido llevado al cine, con fecha de estreno programada para España el 20 de abril, y el escritor ha querido dar su punto de vista sobre la adaptación. Espoiler: le han gustado los pequeños cambios.
En la película, la protagonista (Angourie Rice) se enamora de A, que toma la forma de su novio Justin (Justice Smith), de un católico acérrimo, Nathan (Lucas Jacob Zumann), de un chico asiatico americano James (Jacob Batalon), y de un chico trans, Vic (Ian Alexander), así como de Hannah (Karena Evans) y Kelsea (Nicole Law), dos chicas. Levithan cree que su novela es una “metáfora” sobre las personas queer.
Un tema central de la historia es que debes tener tu propia identidad y no estar definido por la forma en que la gente te ve o piensa que deberías ser
Uno de los capítulos de la novela se centra en Vic, el chico trans. El autor sentía que, como no podía ser de otra manera, ese papel tenía que ser interpretado por un actor trans, y es Ian Alexander (The OA) el encargado de darle vida.
Era vital que la película tuviera un actor transgénero interpretando a ese personaje. Jesse y Michael hicieron un gran trabajo. El capítulo de Vic en el libro no es importante y llega muy tarde, pero en lugar de desechar al personaje, le dieron más importancia para asegurarse de que Vic estuviera allí y estuviera representado
En un principio, Rihannon es escéptica sobre A, sobre si pese a su aspecto cambiante, va a seguir atrayendola, y la cosa va avanzando hasta que llega un punto en el que la protagonista besa a A cuando, aparentemente, toma forma de mujer. Sobre esto, que no deja de ser una representación de la pansexualidad, y de tomar conciencia de ello, Leviathan también ha hablado.
Ciertamente tenemos inclinaciones e inclinaciones, pero no sé que tienen que ser definiciones. El libro y la película examinan la pregunta de qué nos atrae: el exterior, el interior o alguna proporción de ambos. Personalmente, creo que es el último, pero lo que el libro y la película esperan es que decidas qué es eso y qué te influye
Ya sabéis: el 20 de abril, todas al cine. Esto pinta bien.