“Faking it es otro rollo”. Así terminaba la crítica que hace cinco años escribía sobre el primer episodio de la serie de MTV, y sigo pensando exactamente lo mismo. El tiempo que pasamos con Karma y Amy fue tan especial, nos lo pasamos tan bien, que es imposible no echarlas de menos.
La premisa inicial de la serie no era nada del otro jueves, e incluso muchas (yo, yo también, sí) alzamos una ceja cuando la leímos: dos amigas se hacen pasar por novias para ganar popularidad en el instituto. ¿Cuantos estereotipos juntos eran capaces de poner los guionistas de la serie? Para nuestra sorpresa, casi ninguno. Y siempre conseguían hacernos reír. ¿Que para seguir la farsa Karma le contaba a sus padres que era lesbiana? Pues su madre se apuntaba a la Liga de Padres de alumnos LGBT. ¿Que besas a tu amiga en el baile de Promoción? Pues tu fama dura exactamente cinco minutos, porque a nadie le importa que seas o no lesbiana. Y así, durante tres temporadas.
Faking it tenía el punto justo de mamarrachismo, una ligereza que, entonces, nos resultaba refrescante. Veníamos de auténticos dramas, de series en las que la lesbiana o bisexual moría, o la mataban, o hacía un dramón porque no quería ser LGBT, o sus padres la echaban de casa, o, bueno, todo eso que nos contaban siempre en las series, muchas veces de manera casi secundaria. Y aquí teníamos a Karma, tan superficial como era, y a Amy, que estaba enamorada de su amiga y no se había dado ni cuenta, en un ambiente distendido y divertido. ¿Nos había tocado la lotería?
Han pasado cinco años, y Faking it tiene dignas sucesoras. The Bold Type, por ejemplo, mantiene el mismo tono y el mismo ritmo. One day at a time habla de temas comprometidos, y también en tono de humor, con pinceladas serias. Legends of tomorrow tiene una de las parejitas mas adorables de la televisión, y absolutamente cero drama. Y la última en llegar, Skam, promete darnos justo lo que pedimos, a la par que ayuda a muchísimas chicas jóvenes que pueden estar pasando por la misma situación que la protagonista. Y, aún con todo, seguimos echando de menos a Faking it.