Pocas series son tan icónicas para las sáficas como ‘The L Word’. A pesar de sus evidentes problemas de bifobia y transfobia y, bueno, algunas de sus tramas, la ficción fue pionera en representación lésbica a principios de los dosmiles. Por eso, su revival ‘The L Word: Gen Q’, que contaba con muchas de las actrices del reparto original y con Marja Lewis-Ryan como showrunner, prometía y mucho. Sin embargo, se ha metido tremendo batacazo yShowtime la ha cancelado tras su tercera temporada.
¿Otro caso de #CancelYourGays? Pequeño inciso de opinión: soy la primera que defiende que tiene que haber series de lesbianas/bisexuales mediocres, pero siendo sincera y si habéis visto esta última temporada, no estoy segura de que podamos hablar de una cancelación injusta. No puedo negar los momentazos de Tibette, especialmente en el último capítulo, pero cuando el punto fuerte de una serie es la pareja que se está retirando del foco, es que hay un problema y gordo. Jennifer Beals (Bette) y Laurel Holloman (Tina) apenas han salido esta temporada y las tramas de las otras protagonistas eran un absoluto despropósito. Podría escribir otro artículo enterito sobre lo que han hecho con uno de sus mejores nuevos personajes, Gigi Ghorbani (Sepideh Moafi), y su relación con Dani Núñez (Arienne Mandi).
Las actrices opinan
De hecho, las propias actrices Kate Moennig (Shane) y Leisha Hailey (Alice) insinuaron lo hartas que estaban de la dirección en la que estaba yendo la serie en su podcast Pants, y Moennig subió una historia a su Instagram en cuanto la noticia de la cancelación fue oficial con un texto bastante directo: “Shane, it was an absolute pleasure to see you again. You will always mean more to me than just being a sex addict who doesn’t know anything about non monogamy. To the fans of the show, I love you all”. “Shane, fue un placer absoluto volver a verte. Siempre serás más para mí que una adicta al sexo que no sabe nada sobre no monogamia. A los fans de la serie, os quiero a todos”. Razón no le falta. Y parte de mí está esperando con muchas ganas un nuevo capítulo del podcast, para ver si cuentan algo más del drama detrás de las cámaras, porque parece que hay mucho que no sabemos.
Kate Moennig sin chill ninguno en Instagram
Una nueva serie de ‘The L Word’: un reboot en Nueva York con la creadora de la original
No todo está perdido para las fans de ‘The L Word’, ya que parece que, simultáneamente a la cancelación de ‘Gen Q’, se estaba preparando otra serie relacionada, esta vez un reboot de la original situado en Nueva York en el que estaría involucrada Ilene Chaiken, creadora de la ficción de los 90.
Tendremos que esperar para saber más de este reboot, pero la esperanza es lo último que se pierde, así que estaremos atentas a todas las novedades. Esperemos que esta ficción consiga recuperar la esencia de ‘The L Word’ donde ‘Gen Q’ ha fallado.
Si alguien me pregunta cuál de todos los juguetes eróticos me parece más infravalorado no tendría que pensármelo mucho: el dildo. Es el artilugio de placer más antiguo que existe y, sin embargo, a menudo se ve superado en ventas por succionadores de última generación o vibradores que se calientan al tacto.
La reputación de los dildos en el colectivo sáfico cambia de una persona a otra. Hay gente que prefiere otras presentaciones antes de decantarse por formas fálicas, mientras que amantes de los arneses disfrutan de los diferentes tamaños, grosores y dureza de los dildos.
Lo cierto es que los dildos son juguetes que ofrecen muchas posibilidades, aunque no lo parezca en un inicio. Y ya no se fabrican dildos sin más, sino que tienen algunas funcionalidades muy interesantes, como es el caso de Limba Flex, el dildo del que quiero hablarte hoy.
Limba Flex es una creación de Fun Factory. Es una marca alemana que destaca por la calidad, el diseño y la diversión que transmiten sus productos. En este caso, han diseñado un dildo que puede doblarse gracias al cable que lleva en su interior.
En otras ocasiones hemos visto dildos que cambiaban su forma con la temperatura, pero la perdían demasiado rápido. Limba Flex no necesita nada: dale la forma que quieras con tus manos y la mantendrá durante todo el tiempo que quieras. Puedes utilizarlo recto, curvarlo completamente o en cualquier ángulo que te apetezca. Incluso si eliges el tamaño M o L, podrás darle una forma sinuosa muy agradable para la penetración.
La mayoría de los dildos se fabrican pensando en estimular la zona G y, por mucho que todos los cuerpos con vulva sean iguales por dentro, cada persona tenemos nuestras diferencias. Poder adaptar la curvatura de un juguete para que nos estimule como necesitamos es disfrutar de una experiencia totalmente personalizada.
La punta es cónica al inicio para facilitar la penetración, luego se va ensanchando y da lugar a una parte plana para estimular mejor la zona que deseamos.
Limba Flex está disponible en varios tamaños y de ahí sus colores. Hasta hace poco solo existían el S y el M, pero ahora el L se ha sumado a la familia. Este es más o menos igual de largo que el M, pero casi un centímetro más grueso:
Elijas el tamaño que elijas, procura usar lubricante de base agua para que la sensación sea más agradable. Te recomiendo Toyfluid, de la misma marca, es un lubricante ligero que me ha dado muy buen resultado.
Yo tengo el más pequeño porque me apetecía tener un dildo de este tamaño, ya que el resto de mi colección está formado por juguetes más largos y anchos. El tamaño pequeño es discreto para transportarlo y va bien para iniciarse en la penetración, tanto vaginal como anal (sí, Limba Flex es apto para el juego anal).
La textura del material es suave, ya que el dildo ha sido fabricado con materiales hipoalergénicos y respetuosos para el cuerpo. Eso sí, es de esas siliconas en las que se quedan hasta las motas de polvo, así que procura limpiarlo antes y después de cada uso.
Lo que me ha encantado de este dildo de Fun Factory es su firmeza: mantiene la curvatura deseada y es rígido por dentro y ligero por fuera. Esta habilidad lo hace perfecto para utilizar con un arnés, porque no hay que estar recolocándolo. Incluso es adecuado para llevarlo bajo la ropa interior y que pase desapercibido. Además, la base es muy fina (lo cual es ideal para los arneses, así no roza en el hueso púbico).
Si prefieres el juego en solitario, también disfrutarás de la ventosa de la base. Puedes colocarla sobre cualquier superficie lisa y se mantendrá en posición para que seas tú quien lleva el ritmo, incluso bajo la ducha, porque es resistente al agua.
Como todo producto de Fun Factory, Limba Flex viene en su caja dorada con un manual muy exhaustivo e ideas para disfrutar del dildo. He echado en falta una bolsita para guardarlo y transportarlo. Mientras tanto, lo dejaré en la caja.
Sobre el precio, Limba Flex tiene un precio justo para la calidad que obtenemos. Es uno de los best sellers de Fun Factory, con lo cual vale la pena si disfrutas de este tipo de juguetes.
En pocas palabras: Limba Flex es ideal para utilizar en solitario o en pareja, con o sin arnés, fuera o dentro de la ducha. Es flexible en cuanto a lo que puedes hacer y también en su interior, porque puedes curvarlo a tu gusto para que se adapte a tu anatomía o a tus preferencias de cada día.
Mi historia con Lily comienza hace varios años. En aquel entonces, me enamoré perdidamente de una de las joyas de LELO, un juguete que vibraba al ritmo de tu canción favorita. Ahora, que vivimos rodeades de dispositivos inteligentes, asistentes de voz y conexiones varias, es más habitual, pero en ese momento fue toda una revolución.
Poco después me crucé con Lily 2. Era prácticamente igual que ese juguete que vibraba con la música, pero más sencillo y más pequeño. Además, estaba impregnado con aromas para estimular el sentido del olfato mientras lo usabas. Recuerdo que dejé de usar el juguete musical y me quedé con Lily: discreto, cómodo, versátil. Fue mi vibrador de cabecera durante meses… pero alguien que prueba juguetes no puede encariñarse.
Lo que no sabía entonces era que hubo un Lily 1 que salió hace justo 20 años, los mismos que cumple la marca sueca este año. Para celebrarlo, han decidido sacar una versión mejorada de este icónico juguete: Lily 3. La noticia me puso contenta y con grandes expectativas, como cuando vas a volver a encontrarte con esa amiga especial a la que hace tiempo que no ves.
Lily 3 es un masajeador personal, aunque también lo definen como minivibrador. Y no es para más, porque el juguete no supera los 7,5 centímetros de largo y los 4 de ancho y pesa 45 gramos. De hecho, cabe en la palma de la mano. Sus dimensiones lo convierten en un vibrador manejable, discreto y fácil de utilizar.
Aun así, lo mejor de su aspecto es la forma. Lily 3 tiene una forma ligeramente curva pensada para adaptarse a la anatomía de la vulva y que sea muy ergonómico. Ese pequeño ángulo es precisamente lo que necesitamos en un juguete como este, ya que nos da estimulación en el clítoris y un agarre cómodo. Además de eso, tiene una punta redondeada pero directa, así que las vibraciones se concentran en la zona que queremos.
Algo que valoro muy positivamente de este juguete es que me permite utilizarlo en posturas menos convencionales. Por ejemplo, bocabajo. Al ser tan pequeño, no molesta tenerlo bajo el cuerpo y cumple muy bien su función. Si pensamos en el uso que se le puede dar en pareja, es un buen complemento para posturas de tribadismo de una persona sobre otra donde pueda mantenerse fijo.
En este caso, Lily 3 es inofensivo solo en el exterior. Dentro tiene un motor que va de un rango suave a una potencia considerable. Aun así, es silencioso. Dispone de 10 modos de vibración para que encuentres el que mejor te estimula y podrás controlarlo con una interfaz de 2 botones. No hay pérdida: + para encender y – para apagar (pulsando varios segundos en ambos casos), pulsar + un par de veces rápido para cambiar de modo y el + o – varios segundos para subir o bajar la intensidad.
Está fabricado con materiales respetuosos para el cuerpo. El exterior está compuesto de silicona biocompatible y tiene un acabado suave. Está disponible en tres colores: dark plum, polar green y calm lavender (como el mío).
Al igual que el resto de juguetes de la marca, Lily 3 es sumergible para que te entretengas bajo el agua y descubras sensaciones nuevas. También es recargable, con un par de horas de carga disfrutarás de otras dos de juego.
Lily 3 viene en el packaging característico de LELO. Me ha alegrado comprobar, además, que el tamaño de la caja es menor, que es más sostenible. Viene bien colocado bajo una plancha de espuma e incluye el manual de uso, el cargador, una muestra monodosis de lubricante, la bolsita de tela para transportarlo y la tarjeta de la garantía. Tiene 1 año de garantía y 10 años de garantía de calidad.
La mejor noticia de Lily 3, sin embargo, viene ahora: para conmemorar los 20 años de LELO, podrás conseguir el juguete con un descuento del 50 % durante todo el año. Un vibrador de calidad como este a un precio que lo hace más accesible me parece estupendo. A mi modo de ver, vale mucho la pena y es una forma de conocer la marca y la calidad de sus productos.
En definitiva, que Lily haya sido un superventas en los 20 años de historia de LELO era de esperar. Lily 3 es pequeño, versátil, ergonómico, potente y accesible. Ahora sabemos dos cosas: la primera, que el placer está en tus manos. Y la segunda, que el placer también cabe en la palma de tu mano.
Consigue tu Lily 3 con un descuento del 50 % AQUÍ.
Cuando veo unas pinzas para los pezones me transporto al verano de hace ocho años. Después de pasar una temporada trabajando en una isla remota de Dinamarca, me quedé tres días en Copenhague. La capital es especialmente interesante para cualquier amante del BDSM por la cantidad de tiendas y locales relacionados con ello y, para mí, fue un parque de juegos.
En cuestión de horas, había entrado en 3 o 4 tiendas repletas de accesorios BDSM, me habían propuesto grabar porno kinky, me habían ofrecido trabajo en un club de caballeros y lo más relevante: había comprado mis primeras pinzas para los pezones. En aquel entonces me estaba iniciando en el BDSM y tan solo había oído hablar o leído sobre ellas.
Recuerdo con cariño y morbo aquellas tres noches en un hotel del centro. La ciudad caótica al otro lado de la ventana, las luces del Tívoli de lejos, una botella de tinto comprada en el súper de abajo… Y también recuerdo una ducha más larga de lo usual tras haber probado las pinzas por primera vez, con los pezones todavía sensibles bajo el agua. Aquella noche las sábanas me rozaban y me recordaban la presión con la que, horas antes, apretaban las pinzas en medio de un orgasmo catártico.
A mi modo de ver, las pinzas para los pezones son uno de los accesorios más versátiles, fáciles de utilizar y estimulantes que se pueden encontrar en el mercado de lo erótico. Algunas de las ventajas más evidentes que encuentro son estas:
Pueden usarlas cualquier persona, indistintamente de su género y de sus genitales.
Es posible regular la estimulación con la presión con la que atrapan el pezón.
Llevan el juego a otras zonas erógenas distintas de los genitales. Incluso puedes utilizar las pinzas en otras partes del cuerpo además de los pezones.
Son ideales para adentrarse en el soft BDSM o para practicantes con más experiencia.
Son discretas, ocupan poco y dan muchísimo juego.
Su mantenimiento es sencillísimo.
Por todo ello, que la nueva incorporación de Lovense llamara mi atención, fue previsible. Tampoco fue ninguna casualidad que su nombre fuera mi signo zodiacal. Las Gemini son las primeras pinzas para pezones del mundo que se pueden controlar a través de una aplicación, así que el producto prometía.
Así pues, estas pinzas de Lovense tienen dos motores, uno en cada pinza. Si las pinzas para los pezones ya son estimulantes de por sí, imagínate con el complemento de la vibración: explosivo. Además, en el caso de las Gemini puedes controlar ambos motores de forma independiente a través de la aplicación.
Lovense Remote es mi aplicación favorita para controlar juguetes eróticos: intuitiva, fácil de utilizar y los juguetes se sincronizan rapidísimo. Tiene opciones muy excitantes como la función de alarma (el juguete te despierta con vibración cuando tú le digas) o la posibilidad de que el juguete vibre al ritmo de tu canción favorita. Por descontado, la aplicación ofrece patrones ilimitados y puedes controlar las Gemini con la máxima precisión: fuerza, intensidad y vibración de cada una de las pinzas.
También puedes usarlas sin la aplicación con el botón que hay en el control. Sirve para encenderlas, cambiar de modo y apagarlas y está justo entre ambas, que están conectadas por un cable resistente y más ligero que las cadenas de las pinzas convencionales.
Han sido diseñadas de manera que sirven para cualquier pezón, sin importar su anatomía. Mi consejo es que, antes de utilizarlas, estimules la zona lamiendo, mordiendo o acariciando, y que vayas poco a poco. Las Gemini, como la mayoría de las pinzas, tienen una ruedecita con la que puedes regular el pellizco. Tal vez tengas suficiente con un poco de presión o prefieras más fuerza.
Si el pecho no es lo tuyo, recuerda que tenemos muchas más zonas erógenas. Prueba a pellizcar la nuca, la cara interna de los muslos o los costados para descubrir más puntos de placer. Incluso indaga a ver si te gusta más tener las pinzas apagadas o bien encendidas con un patrón determinado. A mí, personalmente, me ha parecido que el motor estaba más en la cara externa de la pinza que en contacto con el pezón, pero me basta con sentir la presión aunque estén apagadas.
¿Y qué hay del juego en pareja? Es muy excitante que cada una de las personas lleve una pinza y estéis unides por el cable de Gemini. También se puede usar el propio motor de la pinza, que es redondeada, para estimular otros lugares. En en caso de que tu amante y tú estéis en espacios diferentes, podéis aprovechar que Lovense Remote os permite controlar las pinzas a larga, muy larga distancia. Ceder el control es sexy y aceptarlo también.
Pero todavía hay otra cosa: en el paquete se incluyen dos complementos para llevar el juego a otro nivel. Para todas aquellas personas que disfrutan fuera de la cama, puedes llevar las Gemini puestas y colocarlas el control en tu sujetador con el clip o colgarlo del collar. Ambas opciones te permiten llevarlas puestas de manera discreta y utilizarlas en el exterior. Eso sí, si bien no son especialmente ruidosas, me han parecido poco silenciosas para lugares muy tranquilos, así que asegúrate de que haya algo de barullo si quieres que nadie se entere de que las llevas puestas.
Ten en cuenta que la sensación de presión que ejercen las pinzas se parece a la de un pellizco, solo que continuo. Después de haberlas llevado durante un tiempo, la piel permanecerá sensible y el juego puede continuar entonces con caricias o pequeñas mordidas.
Volviendo a las funcionalidades, las Gemini son inalámbricas y se recargan con un cargador magnético. Podrás disfrutar de alrededor de una hora y media o dos horas de uso continuo, que no está nada mal para tus momentos de pasión. Asimismo, son resistentes al agua: para incrementar las sensaciones, prueba a usarlas bajo la ducha.
Con respecto al packaging, las pinzas de Lovense van muy bien protegidas en una caja de cartón. Incluyen el cargador, el manual, el collar, la pinza para el sujetador y una bolsita de satén para transportarlas o guardarlas.
Para acabar: el precio. Pues bien, unas pinzas convencionales rondan los 20 o 30 euros, dependiendo del material y de la calidad. Si, además, le sumamos el motor y la tecnología revolucionaria de Lovense para poder utilizarlo con la aplicación, el precio sube. De forma habitual ronda las tres cifras, pero ahora puedes conseguir las Gemini a un precio bastante accesible.
En definitiva: las Gemini de Lovense son unas pinzas únicas por su ligereza, tecnología y diseño. Son ideales para cualquier persona que disfrute de la estimulación de los pezones para explorar la zona como merece. Funcionan estupendamente como pinzas al uso, pero el complemento de la vibración es excitante y funciona a la perfección junto a Lovense Remote.
Desde que en 2017 publicara Piruetas, La Cúpula nos regala periódicamente con las obras más personales de Tillie Walden. Gracias a ella, hemos podido disfrutar de En un rayo de sol,¿Me estás escuchando? o El último verano, por lo que era una cuestión de tiempo que Sola en el espacio aterrizara en nuestro país.
Cubierta de Sola en el espacio
En este caso no nos espera una nueva historia completa, sino una recopilación de las historias tempranas de Walden. Sí, tempranas, porque, aunque la autora texana apenas cuenta 26 años sobre este cascado planeta, su trayectoria en el mundo del cómic ha sido fulgurante. Ya adelanto que merece la pena asistir a su evolución como artista y apreciar la incorporación gradual de grandes marcas del estilo de Tillie como el uso del bitono, la importancia de la arquitectura o ese realismo mágico que supuran muchas de sus obras.
Las historias de Sola en el espacio recopilan el trabajo de Walden entre los 17 y los 20 años. E incluso en las más antiguas ya están recogidas muchas de sus inquietudes como autora, las relaciones interpersonales y el romance entre mujeres (Me encanta esta parte), el bullying (Fogonazo), la búsqueda del yo y la entrada en la madurez (Una ciudad interior, En la palma de tu mano), el onirismo desatado (Soñado)… Es un deleite ver cómo según pasan los meses, Walden maneja cada vez mejor las transiciones y el ritmo (Sol en los ojos). Pero, sobre todo, cómo domina el arte de plasmar la arquitectura interior de la soledad. En esta era inicial, las mujeres de Tillie, aunque aparezcan acompañadas, me transmiten soledad. Una soledad que se escapa de ellas y cae al exterior en forma de edificios enormes o paisajes avistados en sueños. Cómoda en algunos casos, dolorosa en otros.
Nada es más dramático que un adolescente.
En resumen, una obra imprescindible para completar tu estantería de Tillie Walden. O una opción para acercarte al melancólico universo de esta historietista.
Gracias como siempre a La Cúpula por su ejemplar de prensa para la realización de esta reseña. Puedes comprar Sola en el espacio en la web de la editorial, en tu tienda de cómics de confianza o acercarte a una biblioteca, que está la cosa muy malita =)
Uno de los descubrimientos de las últimas temporadas ha sido la serie animada de Harley Quinn. Empezó siendo una cosa, una cosa muy divertida pero una cosa, y ha terminado siendo otra totalmente diferente. Menos Joker y más Poison Ivy, ¿a quién no le va a gustar? El caso es que nuestras delincuentes reformadas favoritas van a disfrutar de un San Valentín de lo más atribulado, y para muestra Hbo nos ha dejado ver un poquito de este episodio especial.
Roses are red, Ivy is green, this Valentine’s Day get ready for something truly obscene 🥰
A Very Problematic Valentine’s Day Special, que así se llama este episodio, podrá verse en las plataformas a partir de 9 de febrero. La cuarta temporada está en producción, así que este año tendremos más croquetas en Gotham. Yay!
¿Alguna vez has querido utilizar una crema para la vulva y no has sabido qué ponerte? Welcome, eso nos ha pasado a todes por lo menos una vez en la vida. Hoy quiero hablarte de Balmy, que es ideal para esos momentos.
Los motivos por los cuales nos encontramos en la necesidad de ponernos una crema íntima pueden ser variados, como picores, molestias, sequedad, postdepilación, piel sensible… Vamos, cosas habituales para quienes tenemos vulva. Por ejemplo, la sequedad podría ser causada por un bajo nivel de estrógenos en SOP, climaterio, tomar anticonceptivos o por la propia dieta.
A mí, personalmente, me hace falta una crema íntima para dos situaciones cotidianas: después de depilarme y al usar compresas convencionales. Con lo primero siento una tirantez y picor en la piel cuando el vello vuelve a crecer que es realmente incómodo, y con lo segundo siento picor y molestias. Es por ello que, siempre que puedo, utilizo compresas de tela u otros métodos para recoger el flujo más respetuosos con el cuerpo.
El caso es que sí, necesitamos una crema para estas situaciones del día a día, sin importar en qué etapa de la vida nos encontremos, y es genial poder tener una de referencia. Que uses una crema íntima como esta de la que quiero hablarte no necesariamente implica que haya una patología, pero es muy importante que, si notas algo extraño en tu vulva (olores, picores excesivos, flujo de color anormal…), vayas a tu gine.
Dicho esto, quiero presentarte la apuesta más reciente de Intimina. La marca te sonará porque es conocida por sus copas menstruales y otros productos de salud sexual para personas con vulva. Se trata de una crema íntima con efecto calmante pensada ayudarnos en todo lo que comentaba más arriba.
Balmy está compuesta por aceites naturales, ricos en omega y ácidos grasos. Algunos de los ingredientes que lleva son ácido hialurónico y escualeno. El ácido hialurónico refuerza la barrera de la piel y aumenta los niveles de humedad, y el escualeno ayuda a producir más colágeno y tiene propiedades regenerativas.
La crema es de uso externo, hipoalergénica, sin gluten, sin alcohol y sin perfumes. El aroma es muy muy sutil, apenas perceptible. No ha sido testada en animales, pero sí clínica, ginecológica y dermatológicamente, así que es un producto fiable. Es vegana y compatible con preservativos.
Por todo esto, Balmy es una crema que, según la marca, se puede usar cuando queramos, incluso varias veces al día. Al tener un pH de 4,5, no afecta al pH natural de la vulva y de la vagina. Aun así, yo la uso solamente cuando me hace falta: después de depilarme o si siento picores o tirantez en la piel de la vulva.
Balmy viene en un envase de 75 ml y cunde bastante. Hace un par de meses que la tengo (y la uso) y todavía queda mucho producto. Tiene la densidad justa para aplicarla cómodamente y se absorbe rápido para que no tengas que esperar mucho para ponerte la ropa interior.
Tras haberla probado, puedo confirmar que tiene un efecto relajante y me ayuda con los picores o las molestias. Si, como yo, sientes incomodidad con las compresas convencionales o tras la depilación, este es un buen método para proteger la piel.
En cuanto al precio, Balmy cuesta 14,95€ y, como decía, da para mucho. Todo dependerá del uso que quieras darle, aunque a mí me basta con el tamaño de un garbanzo para cada aplicación. Viene en una cajita con precinto de garantía.
En definitiva, Balmy es un producto con una formulación respetuosa con el cuerpo que funciona y sirve para regenerar, hidratar y cuidar de la piel y la mucosa de una zona tan delicada como lo es la vulva.
La vida va bien para Erin (Elliot Stocking)y su mejor amiga Liz (Jesyca Gu), quienes están llegando al final del instituto. Cuando Liz es aceptada en una universidad deportiva privada, Erin cae en la cuenta de que se va a quedar sola y se obsesiona con la idea de que si puede besar a una chica antes de la escuela secundaria, las cosas estarán bien. Al mismo tiempo, una alumna nueva llega a la clase: lleva Doc Martens, camisetas con mensajes LGBT y lee a Virginia Woolf. Es la indicada. Pero, ¿será posible que esto suponga la pérdida de su amistad con Liz?
Basada en un corto de 2018, la película está escrita y dirigida por Julianna Notten, una galardonada cineasta queer radicada en Toronto. La película, huyendo de los retratos que habitualmente se hace de los adolescentes y sobre todo de los LGBT, quiere presentar a un personaje femenino queer, joven y seguro de sí mismo que es multidimensional y tiene problemas y experiencias que van más allá de su sexualidad. Erin’s Guide to Kissing Girls es el primer largometraje de Notten, un proyecto que creó como “una carta de amor a” su “yo más joven”.
Mientras escribía el guión del largometraje, volví a leer mi diario de octavo grado y de repente me di cuenta de por qué me resultó tan natural escribir a Erin. Al igual que Erin, yo era una bola tierna y ardiente de emoción y agallas que de repente tenía que lidiar con todos estos cambios, y tal vez no los manejaba con tanta gracia como podría haberlo hecho. En muchos sentidos, desearía haber sido yo misma y sin pedir disculpas como lo es Erin
La cinta se estrenó el pasado año en el festival de Raindance, pero es ahora, más bien el próximo 3 de febrero, cuando va a llegar a plataformas digitales. Habrá que verla, ¿no?
Chica, a veces la gente nos deja locas. Estaremos de acuerdo en que mentirijillas contamos todas (no me vengas con que tú no, que estoy segura de que ese ‘estoy saliendo de casa’ lo estás escribiendo en albornoz), pero hay mentiras… y mentiras. La que ha contado esta usuaria de TikTok es de lo mejorpeor que hemos oído. Dentro video.
Lo que oyes, y si no te lo traduzco yo: Hace once años que John Green lanzó su aclamado libro The Fault in Our Stars (Bajo la misma estrella), novela sobre una chica enferma terminal de cáncer y su historia de amor que más tarde sería adaptada a la gran pantalla y protagonizada por Shailene Woodley. Lo que cuenta la tiktoker es que ella en ese momento estaba casada con una chica que también tenía ese tipo de cáncer.
“En ese momento, estaba casada con alguien que se estaba muriendo de cáncer de huesos. Solo le quedaban unos pocos meses de vida, así que fue una historia muy conmovedora”.
Ella y su entonces esposa aparentemente habían acelerado el asuntillo de la boda debido a su diagnóstico, por lo que la pareja no se conocía desde hace mucho tiempo. Ese punto se hizo evidente cuando vio la película y notó que la trama le parecía un poco familiar. Inquietantemente familiar.
“Mientras veo la película, me doy cuenta de que la vida de mi esposa es casi idéntica a la trama de la historia. Pensé que era demasiado parecido todo, así que leí el libro, y vi que frases que se usaban eran las mismas que ella usaba diariamente”
“Así que fue tu historia la que la inspiró a fingir un cáncer de hueso terminal, pero también fue su película de esa historia la que me dio las primeras alarmas para demostrar que me estaba mintiendo acerca de tener cáncer de hueso terminal. No te preocupes, ella está viva todavía a día de hoy”
El Festival de Sundance siempre es un escaparate fenomenal para estar al tanto de los últimos estrenos en cine lésbico, bisexual, o, yo qué sé, con protagonistas LGBT. Otras ediciones (2022, 2019, 2018, 2016, 2015, 2014) nos han traído títulos como The miseducation of Cameron Post, First Girl I loved, Appropriate behaviour o Lizzie. Este año, por supuesto, también hay títulos que nos interesan.
My Animal
Al mismo tiempo, un “drama familiar desgarrador, un romance adolescente apasionante” y “un cuento clásico de monstruos”, parece que hay algo para todos en My Animal, de Jacqueline Castel. Bobbi Salvör Menuez interpreta a Heather, una portera de hockey marginada que vive en un pueblo demasiado pequeño y que es encarcelada dentro de su casa cada luna llena. Cuando aparece Jonny (Amandla Stenberg), una patinadora artística “atractiva pero atormentada”, la pareja tiene una química sexual feroz que lo cambia todo.
Eileen
Basada en la novela de Ottessa Moshfegh y adaptada a la gran pantalla por Erin Cressida Wilson, quien ya estuvo detrás de La chica del tren, Eileen (Thomasin McKenzie) es una chica atrapada entre un hogarpoco cálido, con padre alcohólico incluído, y su trabajo en una cárcel, donde tmpoco es demasiado querida. Cuando una guapa y magnética mujer (Anne Hathaway) se une al personal de la prisión, Eileen es incapaz de resistirse.
It’s Only Life After All
Combinando 40 años de películas caseras, archivos de películas y entrevistas actuales, este documental es una conmovedora reflexión sobre Amy Ray y Emily Saliers, el icónico dúo de folk rock Indigo Girls. Una mirada oportuna a los obstáculos, el activismo y las lecciones de vida de dos amigas queer que nunca esperaron triunfar como lo han hecho.