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¿Cual fue la primera lesbiana que viste en televisión?

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La representación LGBT en televisión ha sido siempre uno de nuestros caballos de batalla. Todos los personajes, o personas reales, que hablen de su orientación sexual que salgan en los diferentes programas y series nos parecen pocos. Porque siempre hay una lesbiana o bisexual, o pansexual, o, en definitiva, una chica en su casa mirando la televisión, que le pone nombre a lo que siente gracias a que alguien le pone nombre en pantalla. @Feminazida, en su cuenta de Twitter, señalaba que “la única representación de la diversidad” cuando ella era pequeña la había visto en El Diario de Patricia.

No es la única: nosotras debemos rondar su edad, porque tenemos el mismo referente. Encender la televisión por la tarde durante los dosmiles, en nuestro caso, y en el de muchas personas no heterosexuales, significaba la posibilidad de ver a una chica hablando de su novia, o a un chico conociendo a su cibernovio, o incluso a alguna persona trans hablando de diversas cuestiones. Era diferente. Era diverso. Éramos nosotras con nuestros dramas de que la chica que nos gustaba no nos hacía caso. Era poderoso.

Y es que la primera vez que ves a alguien como tú en pantalla, la primera vez que entiendes que no eres rara, que hay más chicas que se sienten atraídas por otras, y que además tienen familia, amigas, ¡novias!, no se olvida nunca. La escritora Eva Cid continuaba el hilo con su aportación.

A lo que se refiere es al especial de Martes y Trece El 92 cava con todo, que parodiaba la relación de Isabel Pantoja y Encarna Sánchez.

A raíz de estos dos tuits, preguntamos en nuestra cuenta cual fue la primera vez que habíais visto una lesbiana en televisión, y tuvimos un montón de respuestas. Estas son algunas de entre tantas. Y es que, como ya hemos dicho, hay cosas que no se olvidan.

Las Chicas de Oro

En 1986 la mítica serie emitió un episodio en el que una amiga de Dorothy llega a Miami y se enamora de Rose. A partir de ahí, historia de la televisión.

Compañeros

Marta (Irene García), se colaba por Sara (Lara de Miguel), en una de las series más adolescentes de la historia de las series adolescentes. Ya se sabe: ir al Colegio Azcona era un privilegio.

Al salir de clase

La otra serie teen era Alsa. Al salir de Clase, tía. En ella Clara, intepretada por Laura Manzanedo, se enamora de Miriam (Marian Aguilera), y aunque en un principio esta se cuestiona su sexualidad, finalmente le gustan los chicos. A Clara se le va un poco, e intenta quemarle la casa, pero eso es otra historia. Y es que una cosa es que salieran lesbianas, y otra que las representaciones no fueran un desastre.

Anillos de Oro

Si nos remontamos un poquito para atrás, en 1986 se emitió un episodio de Anillos de Oro que, a lo mejor sin querer, lo cambió todo. Porque en él vimos a una alumna, Aitana Sánchez Gijón, que se enamoraba de… su profesora, papel encarnado por Ana Diosdado.

Ellen

Ellen se emitió en La 2 durante finales de los noventa. En el ya mítico The puppy episode, la protagonista sale del armario, algo que había hecho la misma semana la propia Ellen. De esto hace la friolera de veinte años. VEINTE AÑOS.

Hospital central

Si rondas los treinta años, es muy posible que te engancharas sin remedio a la historia de Maca y Esther en Hospital Central. Telecinco nos regaló durante varias temporadas una línea argumental protagonizada por Fátima Baeza y Patricia Vico que, sin duda, está grabada en la memoria colectiva de las lesbianas de España. Vimos como se enamoraban, como se casaban, como tenían hijos, superaban dificultades, infidelidades, cosas increíbles y cosas cotidianas, y tanto se convirtieron en referentes que las campañas contra la homofobia de la época estaban protagonizadas por Jesús Vázquez, hombre gay, y Patricia Vico, que no era lesbiana pero interpretaba a una. La historia de la doctora Fernández Wilson y de la jefa de enfermeras del Central no será la mejor de la televisión, pero sí la que todo el país tuvo más presente en grandes momentos de nuestra historia, como la aprobación de la ley de matrimonio igualitario. Frente a todos los debates que ponían en duda la validez de nuestras relaciones, ellas dos se alzaron como un faro de normalidad, y haciendo muchísimo por las visibilidad LGBT.

Xena

Xena no podía faltar: ¿Cuantas de vosotras crecisteis con ese subtexto que parecía texto, y que al final lo parecía todavía más?

Sailor Moon

Muchas veces se habla de Sailor Moon como uno de los shows más gays de la televisión. Y muchas lo habéis citado como vuestra primera vez.

Anatomía de Grey

Cuando Anatomía de grey se estrenó en nuestro país de la mano de Cuatro, literalmente TODO EL MUNDO la veía. Y todo el mundo la comentaba. Y entonces llegó Callie Torres y se enamoró de una chica. Y llegó Arizona. Y se enamoraron. Y se casaron. Y el resto, es historia.

Buffy

Recuerdo el verano de 2003, y recuerdo comer rápido porque en el Canal + echaban Buffy. No tengo claro si era reposición o estreno en España, pero el caso es que, de repente, había dos chicas besándose, y yo estaba muy nerviosa porque eso estaba sucediendo. Willow y Tara es, para muchísima gente, una de sus parejas favoritas, y es que su relación se mostró de una manera orgánica y, sobre todo, bonita. No vamos a hablar del final, que también causó muchos traumas, pero el resto fue guay.

Ranma 1/2

Ranma, Akane, y la maldición. Una historia delirante pero, eso sí, que supo tenernos pegadas a las pantallas durante media infancia y parte de la adolescencia.

 Nada Personal

La actriz boliviana María Renée Prudencio dio vida a Soraya en Nada personal. Posteriormente, en 2010, ella misma salió del armario.

House

Trece, interpretada por Olivia Wilde, quien a su vez había dado vida a una mujer lesbiana en The O.C., llega al equipo de House tras pasar un casting entre un montón de médicos. Al principio es muy reservada en su vida privada, hasta que en un episodio se descubre que es bisexual cuando la chica con la que pasa la noche sufre un colapso estando con ella.

Siete vidas

Junto con Hospital Central, la otra serie con un personaje lésbico que todo el mundo conoce. Anabel Alonso dio vida a Diana, una actriz con mala suerte, que, antes de que en España existiera la figura del matrimonio igualitario, contrajo matrimonio con Elsa Pinilla. La primera boda lésbica de la tv. Aunque también le conocimos otras novias.

099 Central

099 Central contaba la historia de una brigada de élite, y en ella trabajaba Marisa, una policía lesbiana entrenada como rescatadora, quien tuvo una historia con Silvina, la rescatadora de la brigada.

Los hombres de Paco

La historia de Pepa y Silvia fue, junto a la de Maca y Esther, el referente en televisión de la época. Todas las croquetas de España, y algunas de fuera del país, siguieron el desarrollo de su relación, y también el indigno final que le dieron, cuando Silvia muere tiroteada en su propia boda. Shame on you, guionistas.

Ready or not

La serie adolescente Ready or not venía de Canadá, y se emitió desde el 93 al 97.

Del 40 al 1

No podemos olvidar que, además de las series, los videoclips siempre nos han granjeado grandes alegrías croquetas, además de las propias cantantes, claro. ¿Cuantas de vosotras reconocisteis a K.D. Lang, a las T.a.t.u., o visteis a dos chicas besarse en aquel videoclip de Camela, o en American Pie de Madonna, o simplemente intuisteis que el video de Crazy hablaba de algo más?

Gran Hermanoraquel gh 3

Tercera edición de Gran Hermano en España. Mercedes Milá ha dado paso a Pepe Navarro, y una nueva tanda de concursantes se meten en la casa más indiscreta del mundo. Entre ellas Raquel Morillas, quien a los pocos días comienza a sentir algo por Noemí. Era la primera vez que veíamos esta historia contada delante de nuestras narices en tiempo real, y cuando salieron de la casa las dos estuvieron juntas de la manera mas pública posible, con cientos de intervenciones en platós contando lo bueno, y sobre todo lo malo. Las dos rompieron hace tiempo, aunque es posible verlas en entrevistas en televisión de manera esporádica, cada una por su lado.

Telefilmes y películas

Una noche tonta en La 2. Una películas que por casualidad pillaste en Canal +. Un título que en el periódico ponía que en él dos mujeres tenían “una relación especial”. Las primeras veces, en ocasiones, llegan sin avisar.

De corazón

El argentino Canal 13 la emitió durante 1997 y 1998.

El ministerio del tiempo

Porque siempre hay una primera vez para alguien. El ministerio del tiempo, serie de RTVE, incluye a irene Larra (Cayetana Guillén Cuervo), una mujer lesbiana, entre sus protagonistas.

Mención especial merecen aquellos flashes que todas hemos visto, de los que tenemos detalles concretos, pero que no recordamos el nombre. Ah, qué tiempos…

La historia de Clexa continúa en una novela gráfica

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Heda está muerta, derribada por una bala disparada por uno de sus aliados más cercanos. Clarke Griffin se encuentra en la cima de la torre en Polis, lista para acabar con su propia vida cuando un rayo le quita esa opción. Momentos después, Clarke se despierta en el Arca, donde todo comenzó. Antes de que los cien cayeran a la Tierra. Antes de que los hombres de las montañas atacaran. Antes de conocer a Lexa. Con sus recuerdos de su vida anterior intactos, Clarke descubre que tiene una segunda oportunidad para hacerlo bien. Esta vez sus amigas no morirán. Los hombres de las montañas no morirán. Lexa no morirá. El rayo solo golpea una vez. Y cuando la vida te da una segunda oportunidad de amor, es mejor no desperdiciar la oportunidad.

Basada en el fanfiction de Fiona_349, y financiado gracias a un crowdfunding, las fans de The 100 van a poder disfrutar de algo más de su trama favorita, basada en una premisa a todas luces atractiva: ¿Qué pasaría si Clarke Griffin y Lexa kom Trikru tuvieran la oportunidad de viajar en el tiempo hasta el comienzo de la historia de The 100?

Según aseguran sus autoras, ciertas partes de la trama no se corresponderán con la historia contada en la serie de televisión, incluidos “el racismo, la xenofobia y el queebaiting”, que tan criticados fueron. 46 páginas llenitas de lo que nos mola: Lexa y Clarke, Clarke y Lexa. ¿Se puede pedir más? El libro digital estará disponible sobre abril de 2018, así que id ahorrando pesetas, porque esto seguro que merece la pena. No hay más que ver las paginas de prueba que han presentado las autoras del proyecto.

Tenéis más información en la página de Lighting only strikes once

 

Lydia Valentín, más campeona todavía

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La tres veces medallista olímpica (Plata en 2008, Oro en 2012 y Bronce en 2016), y actual Campeona de Europa Lydia Valentín Pérez logró su primer campeonato del mundo de halterofília en Anaheim, California. Nuestra Amazona, en la categoría de 75kg, levantó la madrugada del lunes de manera muy sencilla 110 kg, seguido de 115 kg, para terminar el tercer levantamiento con 118kg en arrancada.

No contenta con esa marca se aseguró el campeonato con un primer clean and jerk (para las que no os machacáis con el crossfit: es un movimiento del propio deporte, aunque si os digo que levanta el peso en dos tiempos lo entenderéis mejor) en 130kg seguido de dos grandiosos levantamientos de 135kg y 140kg respectivamente para dejar a los espectadores con la boca abierta.

Pues si, Lydia, eres medallista olímpica, campeona del Mundo, de Europa de nuestros corazones, y esperamos que pronto premiada con el princesa de Asturias.

En el podium también le acompañaron Neisi Patricia Dajomes Barrera (Ecuador) y Gaelle Nayo Ketchanke (Francia). No es la primera vez que Lydia nos deslumbra con increíbles hazañas, pero por desgracia la lacra del deporte, el dopping, le ha robado muchos momentos de gloria, y probablemente también patrocinadores. Aún así es un claro ejemplo de superación, constancia, disciplina y modelo para un montón de chicas que quieran introducirse en este mundillo.

Gracias por todo Lydia.

PD: os dejamos los 10 minutos más emotivos del campeonato

Vía: La liga 4 sports

Galería: Kristen Stewart y Chloë Sevigny

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El pasada festival de Sundance, que siempre nos trae alegrías croqueta, nos trajo Lizzie, la nueva versión de la vida de Lizzie Borden, asesina mítica dentro del folklore estadounidense. Lizzie fue la única sospechosa de los asesinatos de su padre y su madrastra, y todo el show que rodeó a su juicio y absolución, seguidos de cerca por una naciente prensa, fue el germen del mito. En la nueva adaptación a la gran pantalla, Chloë Sevigny dará vida a Lizzie, y Kristen Stewart a la criada del hogar familiar de los Borden, con quien se cree, y así se refleja en las sucesivas versiones, que la fan de las hachas tenía un romance. Croqueteo en el siglo XIX, YAS.

Como a lo mejor no conoces a Kristen Stewart (cof) o a Chloë Sevigny (cof, cof), a quien con 19 años llamaron en el New Yorker “the coolest girl in the world”, pues oye, te traemos unas fotitos para ver si haces un poco de memoria.

Pese a que hemos buscado con fruición, de verdad, hay muy pocas fotos de las dos juntas. Contadas. Y es una pena, porque nada nos gustaría más que tener galerías y galerías de Chloe y Kristen juntas. Bendita Lizzie.

Kerry Washington y Rashida Jones detrás de la adaptación del cómic ‘Goldie Vance’

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Goldie Vance es un cómic que empezó sin hacer mucho ruido pero que, poquito a poco, nos ha terminado robando el corazón a todos los que la hemos leído con su encanto y personalidad. Somos muchos los que nos encontramos entre sus lectores y miembros del club de fans, y una de ellas es Kerry Washington (Scandal) quien, junto con Rashida Jones (Parks and Recs), encargada del guión, van a poner en marcha el proyecto de llevarla a la gran pantalla.

Goldie Vance es una adolescente de 16 años que trabaja como aparcacoches en el hotel Miami, pero que sueña con ser detective a tiempo completo. ¿Y qué mejor manera para llegar a ser una buena investigadora que ir practicando e ir poniendo a prueba sus habilidades? Goldie es una especia de Verónica Mars, como ya dije. Si Verónica Mars fuera mulata, viviera en los 50 y fuera croqueta.

“GOLDIE ES EXACTAMENTE EL TIPO DE HEROÍNA VALIENTE, CURIOSA Y DIVERTIDA QUE NECESITAMOS AHORA MISMO”, DICE RASHIDA JONES

Este fue uno de esos cómics que cojo de casualidad, de los que no sé nada pero que tienen algo que me llama la atención y me causan curiosidad. Y menudo ojo tuve. No necesité más que un número para caer rendida ante el humor ligero y las sencillas pero divertidas tramas, con pequeños giros de guión aquí y allá, escritas por Hope Larson, ganadora de un Eisner y guionista del Rebirth de Batgirl, y dibujadas por Brittney Williams, la culpable de la sobredosis de cuquismo de la Gata Infernal de Kate Leth. Así que podréis imaginar mi cara de emoción y mis saltitos de alegría al enterarme de la noticia.

Todavía no sabemos más sobre el proyecto llevado por la 20th Century Fox, que acaba de comprar los derechos, pero prometemos informar de cualquier novedad tan raudas y veloces como podamos.

Vía: Variety

El crossover de DC, ‘Crisis on Earth-X’, nos ha dejado con un muy buen sabor de boca

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Un año más, The CW reúne a los superhéroes de sus series, Supergirl, Arrow, The Flash y Legends of Tomorrow en un crossover especial de cuatro capítulos, Crisis on Earth X. Otro crossover que vuelve a hacer disfrutar como una niña pequeña.

Esta vez la muchachada se reúnen para asistir a la boda de Barry Allen. Pero las cosas se tuercen, porque tienen que torcerse, claro está, y los dobles malvados de nuestros héroes, pertenecientes a Tierra X, impiden que la ceremonia pueda celebrarse para poder llevar a cabo sus planes.

The CW parece que ha estado tomando nota estos últimos años, apuntando lo que funciona y lo que no, y así darnos más de lo primero y menos de lo segundo. El resultado este año ha sido épico y divertido por igual, y muy, muy chachi piruli. Hacer un crossover no es fácil. Tenemos cuatro series diferentes, que van a su bola, con su ritmo, y cada una con un rollo distinto. Pero en Crisis on Earth-X han conseguido cohesionarlas e integrarlas muy bien explotando el punto fuerte de todas ellas, el que casualmente, además, es su punto en común, que es el de conocer qué clase de producto son. Series ligeras, sin ningún tipo de pretensión más que pasemos un buen rato con ellas, y que dejan caer todo su peso en el carisma de sus personajes. Aquí tiran de esa fórmula multiplicada por cuatro que nos deja un crossover con una genialosa dinámica de personajes y una trama potente y entretenida. Es que vamos a ver, a quién a no le gusta ver cómo le patean el culo a los Nazis.

Por si todo esto fuera poco, The CW ha hecho un buenísimo trabajo en cuanto a representación LGBT. El recuento nos deja con 3 actores y 4 personajes LGBT, croqueteo del bueno (yay!), y un nuevo hito para la historia de la televisión, y bueno, del audiovisual, en general, con la aparición del primer superhéroe gay, The Ray, interpretado por Russell Tovey. Punto para The CW y DC que cuando se trata de diversidad y superhéroes, lo están haciendo francamente bien.

Han sido cuatro capítulos que me han sabido a poco y que me han dejado con ganas de más (y también con ganas de un spin off sobre las aventuras de Sarah Lance y Alex Danvers), pero nada, tocará esperar hasta el año que viene para el próximo.

La lata de Coca-Cola para apoyar el matrimonio igualitario en Australia que acabamos de descubrir (cof)

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El 15 de noviembre, Australia entraba a la lista de países que han aprobado el matrimonio igualitario -a través de un referéndum, eso sí-. La noticia, obviamente, no es esa. La noticia es que, más de medio mes después, hemos descubierto una lata de Coca-Cola apara apoyar ese derecho. Porque así somos, alegres -y veloces-. 

“La palabra amor es reflejo de nuestros principales valores como compañía y si en algún punto teníamos que experimentar con la tipografía Spencerian, este era, desde luego, el momento de hacerlo”, decía en su momento James Sommerville, vicepresidente de Diseño Global de The Coca-Cola Company.

Pues nada, eso sería. ¡A brindar por el amor!

Vía: Coca-Cola España

 

La tiranía del silencio, o cómo el lenguaje nos hace libres

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Hace días que callo. Hace días también que las palabras centrifugan en mi interior, como llevadas por el torbellino emocional que azota mi vida. Y la sensación de querer decir y no poder es asfixiante.

La incapacidad de decir es, en mi caso, autoimpuesta: como un tapón en la boca (qué imagen tan desagradable) o unas esposas en las manos. Escribo, que yo recuerde, desde los 9 años: poemas, un diario, cuentos, una novela ya con trece. Y si no escribo no soy yo. Las palabras me ordenan y me completan.

Pero no es mi intención disertar ahora sobre la manera en que el lenguaje moldea el pensamiento, sino hablaros de series. De series televisivas, sí, y en concreto de una distopía, basada en un libro de Margaret Atwood, que he visto recientemente: El cuento de la criada (The handmaid’s tale).

Porque en esta historia de ficción las mujeres tampoco hablan ni escriben.

Cubierta de la edición española, por la editorial Bruguera, de la novela El cuento de la criada

Las que hayáis visto la serie o hayáis leído el libro pensaréis que este es un resumen muy parcial o tergiversado del asunto de esta obra. En efecto, esta historia trata de una nueva organización social, constituida tras un golpe de estado, en la que la mujer queda reducida a su función primigenia y natural: la del hogar y, fundamentalmente, la de la procreación. Aún hay un criterio añadido que clasifica a las mujeres en dos grupos: el del poder económico. Así, las mujeres quedan limitadas al ámbito doméstico, sea como devotas esposas que se dedican exclusivamente a la casa y al marido (las casadas con hombres poderosos, las no fértiles), sea como esclavas sexuales (las fértiles y no poderosas) cuya única función es dar hijos a las parejas ricas que no pueden tenerlos de manera autónoma (cosa, al parecer, generalizada en esa humanidad de ficción).

La reducción de la mujer a objeto reproductor es brutal.

Ocurre aún hoy en día, en nuestra sociedad occidental, aquí, en nuestros barrios, pueblos y ciudades. Ocurre, aunque a otro nivel. Ocurre cuando recibes un trato distinto por no ser madre; cuando tu entorno parece señalarte, con condescendencia, al alcanzar esa edad límite en la que se hace difícil, si no has tenido hijos ya, que puedas tenerlos. Parece ese entorno (pienso ahora en vecindarios, en grandes familias, en pueblos como el de Vetusta) señalarte como el bicho raro que no ha disfrutado de la maravillosa experiencia de ser madre y que va a quedar marcado con esa falta o ausencia porque no ha cumplido con el rol social para el que su sexo está predeterminado. Eso no les pasa a los hombres, sin ir más lejos.

Sin embargo, lo que más me ha impactado de El cuento de la criada no es tanto esta cosificación reproductora como el hecho de que a las mujeres se les impide expresarse. Las criadas, entre sí y con sus “amos”, apenas intercambian unos cuantos comentarios meteorológicos ya predefinidos; unas cuantas fórmulas corteses que llevan bien aprendidas de memoria porque antes de estar listas para el “servicio” han sido adoctrinadas. También tienen prohibido leer: no hay ni siquiera revistas a las que aferrarse. Y ni tan solo las mujeres de la clase social poderosa, ni siquiera las que habían sido líderes de la revuelta intelectual que condujo al golpe de estado y al nuevo orden social; ni siquiera ellas tienen permitido escribir ni opinar, y toda opinión puede considerarse una extrapolación en sus funciones domésticas susceptible de ser sancionada.

Las mujeres de esta historia callan, no leen; su silencio obligado es la clave para anular su pensamiento. Así se educó también a las mujeres españolas durante el franquismo, y así se ha construido también una historia de la literatura, de la política, del periodismo en que las voces de las mujeres han sido silenciadas. Hace apenas unos días se celebró en León el II Congreso Capital del Columnismo, y en el cartel para promocionar el acto, entre los doce nombres de columnistas anunciados, no había ni uno solo de mujer. Y os aseguro que existen; y, si no, preguntadles a Barbijaputa o a Sònia Moll Gamboa, por poner dos nombres que pueden resultarnos familiares.

Primer cartel del II Congreso Capital de Columnismo: en el segundo cartel promocional se incluyeron, por fin, nombres de mujeres

Se preguntaba Mariano José de Larra si no se lee porque no se escribe o no se escribe porque no se lee. Durante siglos, la mujer, centrada solo en las labores domésticas y en la reproducción y la crianza de los hijos, ni leyó ni escribió. Hasta que en el siglo xix, alfabetizada ya la población y con la aparición de la novela folletinesca, por fascículos, las mujeres pasaron a ser el grupo social que más vorazmente leía.

Por eso, ahora que todas leemos y que todas podemos escribir, no deberíamos pasar por alto estos silencios que, ya sea en la ficción, ya sea en congresos como el del columnismo de este octubre, anulan o infravaloran las palabras de las mujeres, quizá por influencia de los siglos de historia en que las únicas palabras consideradas relevantes han sido las pronunciadas por los hombres.

Al fin y al cabo, lenguaje y pensamiento van de la mano, y la única manera que tenemos las mujeres de dejar nuestra impronta intelectual sobre el mundo es plasmarla en palabras.

¿De qué hablamos cuando hablamos de literatura lésbica?

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¿Existe la literatura lésbica como género literario o la orientación sexual de los protagonistas no debería definir una novela?

Hace unos días, Miriam B. Vigo partió la pana en su blog con un artículo acerca de si existía o no la literatura lésbica. “Y os contaré un secreto: creo que ninguna autora o autor escribe novela LGBT propiamente dicha. Escriben novela romántica, novela fantástica, novela intimista, novela de ciencia ficción en cuya trama se refleja algún personaje homosexual. No sé en qué clase de mundo seguimos viviendo que hace que este tipo de libros deban tener un distintivo, como si solo pudieran enfocarse a un público general. Qué rabia.”, escribe Miriam en su artículo.

Aunque yo sí me defino como autora de novela lésbica, entiendo lo que quiere decir Miriam porque es algo sobre lo que siempre doy vueltas. ¿Existe la literatura lésbica como género?

Como bien le apuntaba una lectora a Miriam en los comentarios de su blog, Marafarinha no sería lo mismo si Olga y Ruth no fueran dos chicas que se enamoran, porque la trama gira en torno a sus dificultades para reconocerse enamoradas de una persona de su mismo sexo, a esa falta de libertad que sí tendrían si fueran un hombre y una mujer.

Las etiquetas son útiles para que te encuentren. Obviamente, estaría genial que me leyera todo el mundo de habla hispana, pero no es mi objetivo. Ya bastante difícil resulta que te lean todas las lesbianas de habla hispana aun escribiendo historias en las que podrían verse reflejadas.

Además de a escribir, me dedico al marketing online de manera profesional. El objetivo principal de estar en internet es que te encuentren. Y es imposible que te encuentren si no te defines, te etiquetas, uses las palabras que está buscando tu público objetivo (¿he oído SEO?).

Existe la novela lésbica porque existe la lectora lésbica. En un principio, me autodefiní como escritora de historias de amor entre chicas con final feliz porque eso era lo que demandaba mi público, cansado de muertes, suicidios y asesinatos de sus personajes favoritos en la ficción. Claro que nos gustaría que nos fichara una editorial potente y llegar a más gente, pero no olvidemos que sin las lectoras lesbianas y bisexuales, el trabajo de Clara, Marta, Gema, Miriam, Emma, Mila, Adriana, y tantas otras, no tendría sentido.

Existe la novela lésbica porque existe la lectora lésbica.

Pero también es cierto que no sólo existe una lectora lésbica (como tampoco existe una escritora lésbica). Hay muchos tipos de lesbiana, pero todas hemos pasado por lo mismo: autorreconocimiento, lucha interior y salida del armario. Aderézalo con lesbofobia y machismo, y añade algo de confusión porque “las chicas somos más cariñosas que los chicos y no te vayas a creer que porque una sea maja contigo, ya significa que le gustas” y tendrás los elementos básicos del género lésbico.

A todas nos gustaría que estuviera superado que la orientación sexual de la protagonista no definiera el público de una obra y a la inversa, que la orientación sexual del lector tampoco le limitara para escoger sus lecturas. Puede que a nosotras, lectoras lesbianas, no nos importe leer historias con protagonistas heteros porque es a lo que nos hemos acostumbrado (¡hola, heteronormatividad!). Pero sí lo es para muchos lectores (la mayoría) que eligen o descartan en función de eso. Y no sólo por la orientación sexual. También por el género. Si no, no habría iniciativas como #AdoptaUnaAutora o #LeoAutorasOct.

Sólo nos queda darle a nuestras lectoras lo que quieren: protagonistas con las que se puedan identificar.

Lo ideal sería lo mencionado unas líneas antes, pero es que no es así y a nosotras, como autoras, sólo nos queda etiquetarnos, visibilizarnos y darle a nuestras lectoras lo que quieren: protagonistas con las que se puedan identificar.

Porque si no lo hacemos nosotras, no lo va a hacer nadie.

Chloë Sevigny y Kristen Stewart, juntas y croquetas en ‘Lizzie’

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A este lado del Atlántico, la historia de Lizzie Borden nos suena lo justo, pero en Estados Unidos es una parte fundamental del folklore y de las historias de terror que se cuentan a los niños antes de ir a dormir. Veréis, Lizzie estaba un poco hasta arriba de sus padres, y no se le ocurrió mejor solución que matarlos a hachazos. Control de la ira y resolución de conflictos, cero patatero. Su caso coincidió con la explosión de la prensa en el joven país, y ocupó portadas por encima de sus posibilidades.

La historia de Lizzie ha estado presente desde entonces en la cultura popular y cinematográfica, dando ligar a múltiples adaptaciones. La penúltima corrió a cargo de Christina Ricci, y la podéis ver en Netflix. ¿Y la última? La última os va a gustar.

Como ya os contamos hace tiempo, Kristen Stewart y Chloe Sevigny se pondrán las enaguas y los corsés, sacarán filo a sus hachas, y darán vida a la asesina croqueta más famosa de este lado del Mississippi (Sevigny) y a su supuesta novia (Stewart). Se ha confirmado que la cinta se estrenará en el próximo festival de Sundance, con la siguiente sinopsis:

Basada en el asesinato en 1892 de la familia de Lizzie Borden en Fall River, Massachussets, este tenso thriller psicológico desnuda la leyenda de Luzzue Borden para revelar a la mujer mucho más compleja, conmovedora y realmente aterradora que existe detrás, así como su íntimo vínculo con la joven criada irlandesa de la familia, Bridget Sullivan.

Junto a ellas dos estarán también Jamey Sheridan, Fiona Shaw, Kim Dickens, Denis O’Hare. La edición 2018 de Sundance tendrá lugar del 18 al 28 de enero en Park City. No estaremos, lamentablemente (Sundance, mándanos unas entraditas), pero os iremos contando cositas, como siempre.

Vía: Vanity Fair

¡Gracias a todas las que nos habéis dado el soplo!